Estamos muy contentos de anunciar que las bodegas de la Posada serán etapa de las guías teatralizadas de Navarrete organizadas por el Ayuntamiento durante el mes de junio. Al mando está Sapo Producciones, una compañía que cuenta con mucha experiencia en performance temáticas. Se puede dar una ojeada a su pagina web en http://www.sapoproducciones.com/
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Un Poco de Historia
La Pensión Posada Ignatius se encuentra en el Palacio del Duque de Nájera en la Plaza del Arco de Navarrete, que era la entrada occidental de la antigua ciudad amurallada y el arco fue la ubicación de la Real Cárcel. Mirando a la derecha de la entrada, se encuentra la muralla del casco antiguo que continúa hacia la entrada principal. Se rumorea que un tesoro estaba escondido en el palacio y cuando los constructores encontraron un pequeño agujero en la pared tuvieron gran expectativas, pero sin suerte así que ese tesoro sigue por descubrir. Dicho esto, lo que si descubrieron fue el suelo empedrado original escondido por debajo del hormigón y la columna que se cree estuvo al lado de lo que fue el alojamiento del guardia.
El castillo estaba en la colina directamente en frente de la puerta de la Posada Ignatius y actuó como línea de defensa contra los reinos atacantes. Sin embargo, cuando se consolidó la paz en la península, la necesidad de mantener este tipo de fortalezas disminuyó y el castillo finalmente cayó en mal estado. En el siglo XVIII, el castillo se utilizaba como taller de alfarería.
El título de duque de Nájera fue otorgado después de la creación del Ducado de Nájera en 1465 cuando Enrique IV dio el castillo de Nájera a Pedro Manrique De Lara, el título fue consagrado por los Reyes Católicos en 1482.
La dinastía Manrique De Lara apoyó a Isabel I y más tarde continuó apoyando a su nieto Carlos I. Cuando la ciudad de Nájera se rebeló contra la política imperial de Carlos I, fue el duque de Nájera quien logró sofocar el levantamiento. Al lado del duque en la batalla estuvo el mismísimo Iñigo de Recalde, más conocido como San Ignacio de Loyola.
El joven Ignacio luchó y sirvió como caballero bajo la bandera del duque de Nájera desde 1517 hasta estar lesionado en la batalla de Pamplona en 1521 cuando volvió a su casa. Tras su recuperación y reconversión, emprendió su famoso peregrinaje desde su ciudad natal hasta Montserrat y de paso visitó su antiguo hogar en Navarrete en 1522.
Un Nuevo Aliento de Vida para una Casa con Tanto Pasado Noble y Respetable
La pensión Posada Ignatius es el fruto de meses y meses de duro trabajo. Los propietarios del complejo adquirieron por primera vez una parte del palacio del Duque de Nájera en el año 2000 cuando era poco más que una ruina. Sin embargo, gracias a años de determinación y pasión por la restauración, recuperaron el palacio y lo devolvieron a su antigua gloria. Este elegante edificio que fue el hogar de una de las familias nobles más importantes de España, se destaca con orgullo en este pueblo histórico del Camino de Santiago y es nuevamente una casa familiar. De este primer proyecto nació la idea de la posada.
El edificio en el que se encuentra la pensión Posada Ignatius fue una vez parte de la residencia del Duque de Nájera, pero a lo largo de los siglos el edificio se dividió y se vendió a diferentes familias. Es por eso que ve el escudo del duque en el frente del edificio, pero el escudo de otra familia diferente al lado de la entrada a la posada. La casa familiar se completó en la parte trasera de la Plaza de Arco, pero la sección frontal del edificio se mantuvo como un laberinto de pequeños apartamentos. Sin embargo, todo esto cambió cuando los propietarios decidieron que renovar parte del palacio no era suficiente y su deseo de cubrirse de polvo y tierra se volvió insaciable una vez más.
Hace poco más de un año se comenzó a trabajar en la restauración de la sección frontal con el objetivo de recuperar el antiguo esplendor del edificio. El edificio es famoso en Navarrete por su conexión no solo con el Duque de Nájera sino que también con la figura religiosa internacionalmente conocida de San Ignacio de Loyola, quien fundó el movimiento jesuita en el período de la contrareforma de principios del siglo XVI. Y así es como el proyecto de la posada se convirtió en la Posada Ignatius, para rendir homenaje a la importancia histórica del edificio.
Las obras de construcción comenzaron hace poco más de un año, en 2017, y Juan y Pilar se pusieron en marcha a toda máquina. Pocas personas creían que sería posible convertir un laberinto de apartamentos en un hotel perfectamente restaurado en poco más de un año. Sin embargo, para sorpresa de todos los involucrados, la Posada Ignatius se está preparando para abrir sus puertas este mes, marzo 2018. Los artesanos y profesionales locales han puesto su corazón y experiencia en el proyecto y la pasión por su patrimonio local es evidente en todas las esquinas y detalles. Todos, aquí en la Posada Ignatius, estamos muy emocionados de ver como todo toma forma en estas últimas dos semanas y deseamos abrir las puertas para darles la bienvenida.